¿Cómo elegir la levadura?
La levadura es uno de los ingredientes básicos en la elaboración de panes y repostería. Aunque en muchas recetas se pueda indicar indistintamente el uso de levadura fresca o seca, es indispensable conocer sus diferencias para obtener buenos resultados
Puesto que la levadura es un hongo microscópico, podemos asegurar que fresca
o seca está viva. Tiene la importante función de levar las masas, aumentar el
volumen y aportar esponjosidad con la formación de alveolos.
Se encuentra en estado vegetal al enfriarse, en el caso de la levadura fresca, y
mediante el proceso de deshidratación (liofilización), en el caso de la levadura
seca. Ambas se activan durante la preparación de panes, al mezclarlas con el resto
de ingredientes, mediante la temperatura y el tiempo.
Debido a que la levadura está compuesta por más de 1,500 especies de hongos
microscópicos no debe consumirse de forma directa, sin embargo, al agregarla a
panes, pasteles, galletas y otras preparaciones aporta al equilibrio de la
microbiota intestinal. Además, se le reconoce nutrientes como vitamina B2, B3 y
selenio.
¿Qué tipos de levadura existen?
La levadura puede encontrarse en dos formas:
Levadura fresca: se la encuentra en forma
prensada, requiere refrigeración y se utiliza
para hacer pizza, empanadas, pan tipo
brioche y otros similares. Se dice que los
egipcios fueron los primeros en usar este
tipo de levadura, ya que en muchas otras
culturas el pan no se fermentaba.
Levadura seca: también se le conoce como levadura de panadería, granulada o
liofilizada. Suele recomendarse para la preparación de panes caseros y existen
presentaciones específicas de levadura seca para pan blanco con poca azúcar y
levadura seca para masas dulces. Este tipo de levadura empezó a fabricarse en los
años 40.
Existe una tercera opción utilizada en la preparación de productos horneados
conocida como levadura química, sin embargo, se trata de un gasificante, por lo
general bicarbonato de sodio, que al interactuar con ácidos y el agua libera CO2
formando burbujas que esponjan la masa.
Estos polvos de hornear, como también se les conoce, son usados comúnmente
en la preparación de pasteles de frutas, cubiletes, magdalenas, galletas y
buñuelos, entre otros.
1 gramo de levadura seca equivale a 3 gramos de levadura fresca.
¿Cómo usar la levadura fresca?
La levadura fresca debe permanecer refrigerada mientras no se utilice, y al utilizarla no permitir que exceda los 30 minutos de temperatura ambiente. Este tipo de levadura puede utilizarse directo con demás ingredientes, puede activarse antes de iniciar el amasado con agua, o bien, in incorporar como último ingrediente en el proceso de amasado.
Si desea activar la levadura antes de iniciar el proceso de elaboración, es
recomendable usar agua que no supere los 40°C para evitar que se dañen los
fermentos. En climas fríos, usar agua tibia puede ayudar a la fermentación.
La mantequilla suele retardar la acción de la levadura, por ello en una preparación
con este ingrediente es conveniente activar primero la levadura formando una
masa madre. Para ello, mezcla la levadura con agua tibia, azúcar y un poco de
harina, deja fermentar en un ambiente cálido hasta que crezca.
Puede congelarse hasta por dos meses y debe descongelarse dejándola en el
refrigerador para evitar el cambio drástico de temperatura. Antes de agregarla a
la masa debe verificarse su efecto activo. Si al agregar agua, azúcar y harina no se
forman burbujas en la superficie, significa que la levadura no está activa.
¿Cómo usar la levadura seca?
La levadura seca puede agregarse de forma directa a la harina durante la
preparación del pan o productos de repostería. Puede disolverse en agua antes de
la preparación de la masa. Ofrece varias ventajas como mayor tiempo de
duración, se conserva a temperatura ambiente, es fácil de conservar y de
administrar. Por ejemplo, cinco gramos de levadura seca equivalen a 15 gramos de
levadura fresca.
De igual manera, la levadura química o polvo de hornear se agrega de forma
directa a la harina y reacciona durante la cocción en el horno para dar un efecto.